8/10/08

Tu primer día del resto de la mía

Luego de un rato de contemplar nuestros cuerpos desnudos, nos miramos a los ojos, no dijimos nada, no era necesario. Al ver tu piel tersa, tu pelo largo y tus ojos claros, me acerque a ti. Nuestros cuerpos se juntaron, mis manos tocaron tu largo pelo, mientras tus manos ansiosas recorrían mi cuerpo. En ese momento pensaba que quizás, como siempre, te idealizaba, como una Venus o algo así, pero eres mi Venus. Acostado en tu vientre, mientras te miraba entre tus senos, escribí en tu cuerpo con mis dedos “este es tu primer día del resto de la mía”.